mi ángel



Mírala, si es que hasta parece que está reflexionando hace largo. Ni una pizca de verdad, no se atreve a mirarme a los ojos cuando la dibujo porque le entra la risa.
Mi angel fuma y bebe. Allí donde vive nada mata ni muere, nada cura porque no hay razón. Dice que como es tan grande siente frío y vacío por dentro y el humo del tabaco y el alcohol le rellenan los huecos y le dan calorcito.
Habla mucho, dormita mucho, sueña mucho... me cuenta de su vida angelical y desdichada, de la androginia de los ángeles, con lo que a ella le gustan los machos... Flirtea con los querubines cuando ya maduran y les cambia la voz pero se aburre con tanta dulzura y tanto esponjosisimo.
Va desnuda porque le encanta su cuerpo grande, terso, blanco...
Camina a poquitos moviendo las caderas y siempre tarareando algún bolero.
La cosa es que, no se, a veces desaparece, así, sin más, sin decir nada. No le reprocho porque el resto del tiempo me tiene muy mimada. Pero esos días en los que se va... se me queman las galletas en el horno, pierdo todos los buses, metros y ni los taxis me hacen caso. Llego tarde a todo o muy temprano, pierdo las llaves, el teléfono, me dejo el bolso en las tiendas, documentos importantes a la papelera y la cita del dentista olvidada.
Dadas las repetidas veces en las que estos sucesos se ven acontecidos he decidido que simplemente la próxima vez que me pase esperaré a que vuelva sentadita, sin hacer nada y sin estresarme. Porque siempre vuelve, vuelve y me achucha y no me vuelvo a preocupar, hasta la próxima...

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